martes, 12 de febrero de 2013

Liverpool 0-2 West Brom.

Una de las peores cosas que pueden verse en el futbol es cuando un equipo no juega a nada y sale con las manos llenas a costas de la MUY mala suerte que afecta al rival casi como "magia negra".

Es casi lo único que puede definir el sentimiento Red al ver que el equipo juega bien, toca y crea ocasiones, prácticamente le enseña de fútbol a su rival, pero que eso no importa más allá, porque este deporte se gana con goles y como ha sido toda la temporada, siempre nos marcan goles absurdos y se ríen en nuestras caras mientras nosotros simplemente debemos aguantar toda la desafortunada forma que nos afecta de la que no es responsable ni Brendan Rodgers ni sus jugadores en totalidad.


Durante la primera parte se generaron las mejores oportunidades, con Luis Suárez buscando mucho el balón pero tan impreciso como nunca le vimos. La ausencia de Sturridge se notó por completo, y el partido lo jugamos como los de la primera mitad de temporada: frustrantes, odiosos y desesperantes.

Un partido impreciso en casi todas las lineas con el siempre sentimiento de: "ya vendrá el gol".
Dani Agger tuvo una buena oportunidad de cabeza que sacó Foster y así Shelvey en posiciones adelantadas.
Pero nada de nada y en el segundo tiempo nos vimos mas desesperados por el tiempo que por el buen juego.
Los cambios vinieron y Raheem Sterling entraba a la banda izquierda por un correcto pero poco participativo Henderson, y Fabio Borini por el calvo Shelvey que tuvo un partido para olvidar.
Aún así no pudimos vencer al inspirado Ben Foster que se agigantó en cada tapada.


Llegó una arremetida de Suárez dentro del área que fue pitada como penalty por un supuesto empujón de Olsson.
El penal fue errado por Steven Gerrard, o más bien, fue atajado de gran manera por el portero Foster de gran noche, lo que debilitó el ánimo del equipo enormemente.
Los minutos siguientes con la entrada de Lukaku fueron desastrosos para los reds, con los contragolpes y en apenas dos llegadas el West Brom marcaría dos goles, uno desde el corner en el 81' marcado por el central McAuley y el otro a los 90' con el contragolpe de Romelu Lukaku.

La desesperación fue el mayor obstáculo para los reds y finalmente algo mortal.
Solo esperamos que esto se logre solucionar y confiamos en Brendan Rodgers para sacar esta tarea adelante.

Liverpool: Reina, Johnson, Carragher, Agger, Enrique, Lucas, Gerrard, Henderson (Sterling 60'), Downing (Coutinho 80'), Shelvey (Borini 60'), Suárez.

WBA: Foster, Reid, McAuley, Olsson, Ridgewell, Yacob, Mulumbu, Dorrans, Morrison, Brunt, Long.

You'll never walk alone

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