Este miércoles se jugó un encuentro con un sabor especial. Por un lado estaba Manchester City, equipo que venía envalentonado gracias a su triunfo por penales contra Liverpool el domingo recién pasado, válido por la final de la Capital One Cup, y por el otro lado estaba el mismo Liverpool que lejos de estar golpeado salió como un león hambriento a atrapar a la presa que ya se le había escapado una vez.
Antes de ir al análisis del partido en sí, importante es ver cómo venían los dos equipos. Quizás la parcialidad más desesperada por los puntos era la de los 'skyblues', ya que están al borde de quedar afuera de la siguiente Champions League a manos de sus archi-rivales de la ciudad. El Manchester United está 5to en la tabla con 47ptos terminada la fecha, los mismos que Manchester City (4to), con el detalle de que el City tiene un partido menos y mejor diferencia de gol. Liverpool por su parte tiene 41ptos terminada la fecha, ubicándose 8vo en la tabla, y por ende a sólo 6ptos de Champions League, también con un partido pendiente.
El envión del triunfo del domingo parecía suficiente como para tener al conjunto 'red' con la moral por el suelo, sobre todo al enfrentar a su verdugo del domingo... pero hay un -gigante- detalle en el que quiero detenerme. Recordemos todos que hace unas semanas el club del Manchester City decidió (estúpidamente, con el debido respeto) hacer pública la salida de Pellegrini del equipo y la inminente llegada de Guardiola, algo que no cayó bien en el mundo del fútbol ni en el plantel, y aunque Pellegrini se esfuerce en disimularlo, le molestó también. Ahora pensemos... siendo un trabajador famoso, cómo reaccionaríamos si nuestro jefe nos dice que estaremos despedidos a fin de mes, y que no importa cómo hagas tu trabajo, recibirás tu pago igual, y sólo tus logros quedarán en tu currículum? La respuesta más común sería: "Gano el trofeo que tenga a mano (léase Capital One Cup y Champions League) y le dejo el trabajo difícil al idiota que me reemplace". Y así se entiende cómo los jugadores celestes dejaron la vida en la cancha el domingo en la final, y juegan a media marcha en la Premier League. Dada esta condición y lo ocurrido el domingo, Liverpool tenía que salir con todo a reventar a su rival, y eso hizo. Aquí el análisis de lo ocurrido.
"Unidad es fuerza" decía el lienzo. Demostrado quedó en Anfield el miércoles, coronando un partido magnífico. |
Jürgen Klopp alineó a Mignolet, Flanagan, Touré, Lovren, Clyne, Emre Can, Henderson, Milner, Lallana, Firmino y Origi; El 4-3-2-1 que suele alinear cuando cuenta con Lallana. Lo de Flanagan fue por lejos lo que más llamó la atención, pero hace mucho sentido considerando el pésimo-casi-nulo trabajo defensivo de Alberto Moreno por la banda izquierda. Lo de Clyne ya estaba probado. Había jugado por ese sector contra el Bournemouth por Capital One matriculándose con un gol y un excelente partido.
Manchester City salió con 8 de los mismos 11 del domingo, cambiando a Sagna por un recuperado Zabaleta, Caballero por Joe Hart y a Yaya Touré por Jesús Navas, centrando ahora a David Silva.
El partido empezó con todo. Lallana, Firmino y Emre Can impusieron gran presión desde el inicio del juego, y Flanagan ya a los 38 segundos le ponía un timbre a Raheem Sterling, demostrándole al ex-Liverpool que ese no sería su día.
Tácticamente el 4-3-2-1 de Liverpool se enfocó en la rotación en el mediocampo. En la línea de 3 estaban Henderson en la derecha, Can al centro y Milner a la izquierda. Emre se movio por el centro y hacia la izquierda del terrero, Henderson al centro hacia la derecha, ambos de forma levemente defensiva, con la posibilidad de Henderson desprendiéndose por la derecha. Milner iniciaba en esa línea y subía hacia la línea de 2 en que estaban Firmino y Lallana. Cuando tocaba salir desde la defensiva, Firmino bajaba a la línea de 3, dejando a Lallana como único enlace y Origi de punta. De esta forma al defender siempre habían dos líneas de 4, y al atacar siempre habían 5 hombres.
Divock Origi disputando el balón. No brilló, pero trabajó mucho aguantando y arrastrando la marca. |
No hubieron ocasiones de real peligro hasta el gol en el minuto 33' concretado por Adam Lallana, por medio de un zurdazo rasante clavado en el rincón. Eso no quita la intensidad del partido y las altas peleas en el mediocampo. Tras el gol la intensidad aumentó con Aguero tratando de aprovechar cada espacio, pero la defensa roja estuvo impecable encimando a cada jugador del City entre 3 o 4 hombres apenas los celestes pisaban el borde del área.
En el minuto 40' y aprovechando otro contraataque, Milner recibe un centro de Firmino tras magistral pisada de Lallana, y define pegado al palo. El partido ya se definía en Anfield.
En el entretiempo entró Wilfred Bony en sustitución de Raheem Sterling que no vio una en el partido. El City, desesperado, comenzó a errar de forma constante, sumado al esfuerzo de Liverpool y sobre todo de jugadores como Emre Can y Lallana que coronaron la mitad de cancha del Manchester City. El 3-0 cayó en el minuto 57' gracias a Roberto Firmino tras tremenda asistencia de Lallana.
El partido se sepultaba, quedando Liverpool con la moral alta, visitando el domingo a una de sus bestias negras, el Cristal Palace, en la próxima fecha.
Para enmarcar fue el partido de Milner, Lallana, Can y Firmino. Estos cuatro hicieron un partido casi perfecto. Pero el MOTM se lo queda Lallana de forma indiscutida sobre todo por ser el mejor partido que le he visto con la casaquilla roja. Ojalá que siga así, ya que aún tiene mucho por demostrar.
...Sigue así Lallana... conviertete en leyenda.
#Israndres14Red